IMPORTANTES AVANCES DE INVESTIGACIONES
Investigadores han hallado
altas concentraciones de bacterias en un lago subglacial, a pesar de la
oscuridad, las bajas temperaturas y las altas presiones
Resulta sorprendente lo
poco que sabemos sobre los seres vivos. No solo porque solo conozcamos menos de
la milésima parte del uno por ciento de todas las especies, ni tan siquiera
porque recientemente se constatara que existe un inmenso mundo perdido de
microbios en las profundidades de la corteza del planeta. Además de eso, apenas
hemos comenzado a explorar los lagos subglaciales de la Antártida, que acumulan
el 7 por ciento del agua de todos los lagos, y que hemos visto que están
habitados por microbios poco conocidos. Pero eso no es todo.
El futuro podría
ser todavía más sorprendente. Hemos descubierto que la inmensa mayoría del agua
del Sistema Solar está bajo el hielo de las lunas heladas, como Encélado o
Europa, en enormes océanos fríos y salados. O, incluso, en lagos subglaciales
marcianos. ¿Estarán estos lugares habitados por alienígenas?
Una forma de comenzar a
averiguarlo es explorar los lagos que existen bajo el hielo, aquí en la Tierra.
En 1999, el investigador John Priscu, de la Universidad Estatal de Montana, en
Bozeman (EE.UU.), dirigió una investigación que sorprendió al mundo al hallar
vida en el hielo de la Antártida, a 3.600 metros de profundidad, apenas cientos
de metros por encima del lago Vostok, el sexto lago con más volumen del
planeta. En 2013, una expedición dirigida por este investigador logró perforar
el hielo y alcanzar el agua del lago Whillans, a 800 metros de profundidad, y
encontrar la presencia de multitud de microbios. Ya este miércoles, Priscu
volvió a Estados Unidos después de perforar el hielo sobre el lago Mercer, a
600 kilómetros del polo sur, y de encontrar una gran abundancia de
microorganismos en su agua. Los trabajos de esta última expedición serán
fundamentales para entender cómo es la vida bajo la Antártida, y cómo podría ser
en mundos como Encélado o Europa.
«Todavía tenemos muchos
datos que procesar, pero puedo decir que estamos encantados de comprobar que el
lago alberga alrededor de 10.000 bacterias por mililitro de agua», ha explicado
Priscu a ABC. Además de investigador en la Universidad Estatal de Montana,
dirige el equipo « Subglacial Antarctic Lakes Scientific Access» (SALSA), para
estudiar los lagos subglaciales.
Aunque en el agua de los
océanos puede haber 100 veces más microorganismos, es sorprendente que la vida
sea tan abundante en este mundo perdido situado bajo una corteza de hielo de
kilómetros de espesor, sumido en la oscuridad, el frío y las altas presiones.
¿Por qué debería importarnos? Porque esto indica que hay muchos seres vivos
viviendo bajo el hielo de la Antártida, un continente una vez y media más
extenso que Estados Unidos y que alberga más de 400 lagos subglaciales. También
nos dice que la vida podría ser capaz de existir en Marte o en las lunas
heladas del Sistema Solar, y que quizás deberíamos mandar naves para buscarla.
¿Qué
vive bajo el hielo de la Antártida?
En el lago Mercer las
bacterias son tan abundantes que, según Priscu, es incluso posible que haya
animales, como tardígrados (también conocidos como osos de agua): «Vamos a
echar un buen vistazo en busca de organismos superiores, como animales... Pero
no lo averiguaremos hasta dentro de un par de meses», ha dicho en una
entrevista para Livescience.
Muestras de agua extraídas del lago Whillan, en la Antártida- Salsa-antarctica.org
Además de eso, los
investigadores están haciendo estudios para comparar las características de los
dos únicos lagos subglaciales explorados en la Antártida, el Whillans y el
Mercer. En concreto, en esta última ocasión extrajeron testigos de sedimentos,
analizaron la naturaleza de la materia orgánica y estudiaron la presencia de
metano, entre otras cosas.
Un
pozo de un kilómetro de profundidad
Hacer esta investigación
ha sido muy difícil: «No nos metimos en este negocio porque fuera fácil», ha
reconocido John Priscu. Un equipo de 25 científicos se desplazó a la Antártida
para hacer un pozo de 30 centímetros de diámetro y 1.068 metros de profundidad
en el hielo. «Hicieron falta casi cuatro días para poner el taladro a funcionar
y realmente pensamos que no íbamos a lograrlo», ha recordado el investigador.
Finalmente, lograron recoger 60 litros de agua del lago, que se encontraron a
una temperatura de -0,6 ºC, y perforar los sedimentos de la corteza continental
situada debajo, en la parte inferior de una capa de agua de 15 metros. Por
último, introdujeron un rover de exploración y tomaron imágenes en la oscuridad.
Aunque la investigación
aún está en sus fases iniciales, los científicos ya han descubierto varios
hechos sorprendentes. Por ejemplo, que el agua tiene altas concentraciones de
gas y de burbujas, y que en los sedimentos hay micro-fósiles que indican que el
océano invadió el área hace más de un millón de años.
Un
mundo de ríos y lagos bajo el hielo
En general, Priscu
considera que el complejo de 400 lagos que existe en la Antártida forman un
ecosistema único, situado entre el hielo y la corteza continental. «Siempre he
propuesto que toda la placa de hielo es como un gran humedal, con ríos y
lagos», dijo Priscu en Livescience. Algunos ríos tienen un área mayor que el
Amazonas, aunque con menos agua», añadió.
Paradójicamente, si la
superficie de la Antártida es el lugar más frío y seco del planeta, su interior
es también la mayor reserva de agua dulce de la Tierra, con el 70 por ciento de
toda ella. «Sencillamente, no tiene sentido que no haya vida ahí abajo. Y ahora
lo hemos demostrado», según Priscu. Y no solo eso: este lugar es también, en
opinión de este investigador, «el mejor análogo para nuestros trabajos en el
Sistema Solar». Esto será crucial para entender, por ejemplo, qué tipo de vida
existe o existió en Marte.
Con todo, las profundidades de la Antártida se conocen menos que el propio planeta Marte. Quizás por eso una de las cosas más esperadas es explorar el lago Vostok. Esta inmensa masa de agua, de 5.400 kilómetros cúbicos y 1.000 metros de profundidad, está situada bajo una capa de hielo de cuatro kilómetros. Se trata, además, de una zona muy elevada cuyas temperaturas medias son de -55 ºC. Por ello, perforarla no será fácil ni barato. «Harán falta importantes preguntas científicas para conseguir financiación. Ahora mismo necesitamos ir poco a poco. Una vez que procesemos los datos de los lagos Mercer y Whilland, daremos el próximo paso», ha dicho John Priscu. ABC



