Imagen tomada por la sonsa Bereshee antes de estrellarse en la Luna. REUTER
LA IDEA DE TRES JÓVENES CON FINAL NO DESEADO
A pocos minutos de aterrizar, se perdió el contacto con
Beresheet que aspiraba a ser la primera sonda financiada de forma privada
Pasadas
de las diez de la noche, un dramático silencio se apoderó de la sala de control
de la Industria Aeroespacial de Israel (IAI) en la pequeña localidad de Yehud,
cerca de Tel Aviv. Las malas noticias llegaron a escasos minutos del aterrizaje
de la sonda espacial israelí Beresheet (Génesis, en hebreo) en la Luna.
"Hemos
perdido el contacto con la nave. No seremos el cuarto país en llegar a la
Luna", anunciaban en la sala sin disimular una decepción que rápidamente
convirtieron en orgullo y esperanza al señalar: "Estamos en la Luna pero
no como queríamos. En cualquier caso, lo que hemos hecho es increíble. Israel
es ahora el séptimo país en alcanzar la órbita lunar", afirmó el jefe de
la división espacial de IAI, Ofer Doron.
Cuando
el proceso de aterrizaje estaba a una escasa distancia de culminar con éxito y
la nave había enviado incluso dos fotos, los israelíes que se concentraron ante
las pantallas en un evento retransmitido por todas las televisiones, radios y
webs empezaban a dar por hecho que verían un "Happy End". No fue así.
El principal motor -básico para frenar en el aterrizaje- falló en el momento
clave. "La sonda no pudo alunizar con éxito y parece haberse estrellado
contra la superficie lunar", informaron tras perder el contacto con la
nave.
De
esta forma, Israel no accede al exclusivo club formado por Estados Unidos,
Rusia y China. El primer módulo lunar israelí era también el primero en el
mundo con financiación casi completamente privada. Comparada con otros
proyectos espaciales de este calibre, su coste era irrisorio: 100 millones de
dólares.
Pese
al optimismo reinante, Israel se quedó sin la noticia más esperada desde que a
las 3.45 del 22 de febrero la pequeña nave fuera lanzada con éxito por el misil
'Falcón 9' desde Cabo Cañaveral-
"El
sólo hecho de intentarlo es ya un éxito impresionante. Les felicito. Hemos
llegado a la Luna pero no hemos podido aterrizar de la forma que quisimos. En
dos o tres años como máximo, la nave aterrizará. Apunten, Israel aterrizará en
la Luna", dijo el primer ministro Benjamín Netanyahu en la sala de control
intentando animar al filántropo Morris Kahn que aportó 40 de los 100 millones
de dólares. El objetivo ahora es Beresheet II.
Todo
estaba preparado para una noche definida en Israel como "histórica".
Fiestas y reuniones sociales con símbolos de naves y satélites. Decenas de
niños reunidos en la sede presidencial en Jerusalén ante el televisor. En la
hora marcada, las coordenadas del aterrizaje fueron enviadas a la sonda desde
la sala de control israelí a través de un satélite de la NASA. 30 minutos, la
nave dejó su zona situada a 17 km de la Luna e inició el aterrizaje automático
en un proceso que iba a durar 21 minutos. La nave espacial empleó sus nueve
motores para pasar de una velocidad de 6.000 km/h a cero. Pero el motor
principal dejó de funcionar.
"El
objetivo científico primordial es medir el campo magnético de la Luna y
entender su origen. De esta forma, tendremos datos más precisos, sobre
anomalías magnéticas más y con mayor resolución", había afirmado el
profesor Oded Aharonson (Instituto Científico Weizmann de Rehovot), al frente
del área científica de la misión de la asociación encargada del proyecto,
SpaceIL.
En
los últimos casi dos meses, la sala de mandos en Yehud controló y supervisó
cada movimiento de Beresheet. También su primer selfie enviado a la Tierra con
la bandera del país y las inscripciones en hebreo "Am Israel Jai" (El
pueblo de Israel vive) y en inglés "Small Country, Big dreams"
("Pequeño país, grandes sueños").
Cualquier
error, por muy pequeño que sea, podía echar por tierra las esperanzas de llegar
a la Luna. El problema en este tipo de misiones radica en la enorme cantidad de
elementos que escapan completamente del control y plan planificado de sus
responsables. Sobre todo al tratarse de una nave "modesta". Uno de
esos elementos, que ahora están investigando, provocó el error.
Hace
unos días, Beresheet dejó la órbita de la Tierra iniciando su recorrido a la
zona lunar. "Ya hicimos historia al ser el séptimo país en la órbita de la
luna", comentó Doron antes de tener que anunciar el fracasado intento de
aterrizaje de una misión privada con fines educativos.
UNA
LOCA IDEA....
Beresheet
era el sueño nocturno de tres jóvenes israelíes en un pub de la ciudad de Holon
hace nueve años. Yariv Bash, Kfir Damari y Yonatan Winetraub dieron a luz a una
criatura de dos metros de diámetro y menos de 600 kilogramos. La idea para
participar en el concurso espacial internacional Google Lunar X Price desembocó
en la creación de SpaceIL gracias a la donación de varios filántropos empezando
por Khan. El Gobierno aportó alrededor del 2% del proyecto.
La
fase de diseño y construcción duró cuatro años y la misión espacial alcanzó las
seis semanas hasta su triste final. Beresheet llegó a la Luna pero no de una
pieza.
Fuente: El Mundo
