DESAPARECIÓ UN DÍA 9 DE MARZO
Más
de una vez, hemos dicho en nuestros trabajos que Chile es un país fantástico,
mágico y con un aura de trascendencia a temas místicos muy acusada. Esta vez
nos vamos a referir a la frase dicha por muchos chilenos “Estoy más perdido que el teniente Bello”
frase casi histórica, pues nadie se
escapa a su influencia en sus comentarios cotidianos.
Detrás
del teniente Bello, esta el nombre de Alejandro Bello Silva, quien era un
postulante al titulo de aviador militar en un lejano año 1914. En nuestro país
se le considera el segundo mártir de la aviación militar, pues desapareció sin
dejar rastro al atardecer del 9 de marzo de 1914, cuando hacia la ruta de
Culitrín a Lo Espejo, junto a dos colegas más.
En
aquellos años existía un clima prebélico en el mundo, que luego se consumaría
en Sarajevo. Chile, país siempre resguardando su retaguardia, o sea el paso
entre el océano Atlántico y el Pacifico pensaba prepararse para cualquier
eventualidad militar, pese a lo lejos que estábamos del conflicto madre.
La
reciente creada escuela de Aviación, comandada por el Capitán Ávalos, había
recibido una pequeña partida de aviones Bieriot. Máquinas que eran muy pequeñas
de 50 HP de limitada velocidad, y autonomía de vuelo. En estas frágiles pero
prácticas máquinas, eran instruidos los aspirantes a aviadores militares en
aquellos años.
La
mañana del 9 de Marzo de 1914, tres oficiales de dicho plantel aeronáutico, los
tenientes Bello, Ponce y Torres (otras fuentes agregan a un sargento de
apellido Menadier) despegaron de Lo Espejo a una ruta que comprendería el
Aeródromo Culitrín, hasta el Aeródromo de Cartagena. Debido al mal tiempo y la
poca visibilidad existente, además de algunos desperfectos técnicos en las
máquinas, tuvieron que aterrizar y cambiar los aviones.
Al
teniente Bello le correspondió un avión “Sánchez Besa” y que los cronistas de
la época destacan su nombre “Manuel Rodríguez” y el número 13 que tenía como
registro. Volaron una vez el tiempo lo permitió, y Bello llegó a Culitrín y
almorzó con sus colegas en dicha localidad.
A
las cinco de la tarde reiniciaron su ruta inicial. Remontaron, según
antecedentes de la época, pequeñas formaciones de nubes y de vientos
turbulentos. Una vez que se aproximaban a Santiago, los pilotos Bello y Ponce
perdieron contacto ante la presencia de una fuerte nubada que se desplazaba
hacia la costa. Desde aquel momento, el teniente Ponce dice que cada uno trato
de salvar el escollo como pudo, según los cánones de aviación vigente, y se
apartaron de la ruta complicada.
Ponce, aterrizó en Buín angustiado por un presentimiento de la suerte corrida
por su amigo, y pregunto por él. La respuesta fue que había aterrizado en la
localidad de Llo-Lleo, sin novedad e ileso. Hecho que a la mañana siguiente se
comprobó que era inexacto, y desde ese momento se comienza hablar de la
desaparición de Bello la cual esta confirmada.
Desde
aquel mismo día, comenzaron los rumores a correr. Algunos testimonios decían de
un avión que había caído en el mar, otros eran provenientes de pescadores que
expresaban, que cerca de “la hora de la oración” (textual) se había precipitado
al mar un avión, antes que ellos legaran a socorrerlo. También existió un rumor
que había caído en una hacienda de nombre La Boca , distante a cuatro kilómetros aproximados de
San Antonio., etc. Mientras tanto, efectivos militares, tantos terrestres como
aéreos, trataban de localizar el pequeño avión en diferentes lugares donde
decía que habían visto caer “algo”, o simplemente tratando de seguir unas
pautas de comportamientos lógicas de la ruta inicial del vuelo.
Al
cabo de diez años posteriores a la tragedia descrita, o sea en el año 1924, un
chico pastor que cuidaba su rebaño de ovejas cerca de la laguna de Aculeo,
expresó que en su juventud mientras cuidaba el rebaño había visto caer un avión
en una quebrada, cerca de la mencionada laguna, y que el aeronave se había
incendiado luego de chocar contra los árboles, pero que cuando relató este
hecho a sus padres, estos le dijeron enfáticamente que “No te metas con la Justicia y quédate
callado con lo que has visto”
Este
testimonio contado a diez años de la tragedia, quizás sea el más verosímil,
dentro de la gran cantidad de rumores que se recogieron e investigaron.
Incluso, cuando llegó este relato del chico pastor a las autoridades, estas
acudieron al lugar descrito, y se encontraron con un paraje de muy difícil
acceso, de espesa vegetación, y se pudo apreciar la muestra de árboles quemados
tiempo atrás.
Los
comentarios respecto de esta pérdida llevaron a todo tipo de anécdotas. Es así
como, se comentó que Dagoberto Godoy, célebre piloto chileno que cruzó la
cordillera de Los Andes (toda una hazaña en aquellos años) tomando en cuenta
las precarias condiciones en que se realizaban los vuelos, dijo que había visto
al teniente Bello viajando en un tren. En Febrero de 1921 un grupo de arrieros
informó haber encontrado restos de un pequeño avión en el Cajón de Maipo.
Siguiendo esta ruta de los rumores de la época, también se comentó que el avión
y los restos de Bello se encontraban en una quebrada del cerro La Rinconada , lugar cercano
a San Vicente de Tagua Tagua, incluso la desaparición llevó al cronista
Francisco Moaut, a consultar a una "mentalista", quien le expresó que el teniente
Bello se había estrellado en unos acantilados y luego junto con su avión había
caído al mar.
Pasaron
los días, meses y años y esta tragedia nunca fue explicada satisfactoriamente.
No existió respuesta oficial, a la pérdida de este teniente pionero de nuestra
aviación militar.
Han
pasado 102 años de esta tragedia, y el pueblo chileno sigue usando esta
famosa frase, muchas veces expresada en forma casi inconsciente. El pasó del
tiempo ha borrado ese sentido burlesco que aludía al despiste o ser distraído
en exceso, cuando se vociferaba contra alguna persona concreta. El modismo hoy
en día es un cliché, totalmente incorporado a la idiosincrasia de los chilenos
en general.
La
imaginación y la fantasía del pueblo agregaron el resto, incluso hace un tiempo
atrás en más de algún congreso ufológico se han atrevido a mencionar una “supuesta abducción”
del teniente Bello, lo que demuestra - independiente del tono jocoso que se le
ha dado a este comentario - que los mitos en Chile siguen vivos y se le agregan
nuevos matices, pese al paso de los años.
Nota importante:
Mario
Rangel, importante investigador brasilero se encargó de aclarar este punto, una
vez nos escribió y le confirmamos que esta afirmación era más bien una broma
coloquial que un comentario serio.
OTRA CURIOSIDAD
El estudioso chileno Carlos Muñoz se adentro en esta historia, y encontró el detalle de una misteriosa "mujer vestida de negro" que dio aviso a la policía horas antes de saberse el suceso de la desaparición del militar; mencionó a la policía que un extraño aparato había caído desde el cielo cerca de su casa. Nunca se supo ni se encontró a esta mujer pese a su búsqueda por las autoridades. Un detalle que muchos lo han atribuido al tema ufológico. Pero, a la fecha no hay nada concreto al respecto y se añade como otra curiosidad más a la desaparición de este pionero de la aviación chilena.
Adjuntamos el "Cuaderno de anotaciones" de este estudioso chileno que nos dejo hace algunos años atrás y que nos hizo tener acaloradas discusiones, además de amenas charlas.
Recomendamos
para mayor información leer:
Historia
Aeronáutica Civil (Autor: Enrique Flores
El Teniente
Bello y Otras pérdidas (Autor: Francisco Mouat)
Autor: Raúl Núñez Gálvez