¿SOMOS MANIPULADOS?
El fenómeno ovni tiene
que ver no sólo con la manipulación de que somos víctimas por parte de seres
inteligentes no humanos —extraterrestres o no— sino que además en el fondo,
está relacionado con los enormes cambios sociales, políticos, económicos y religiosos
que estamos observando en nuestros días. Algunos de estos cambios habían sido
predichos exactamente por los que en el mundo ovnístico se llaman
«contactados».
Algunos
de los documentos transcritos en este libro y aducidos como prueba han sido
declarados no auténticos por ciertos investigadores. Nosotros, tras haberlo
pensado mucho, creemos que la mayoría son auténticos, Y aunque algunos no lo
fuesen, ello no quitaría nada de fuerza a la tremenda verdad que se expone a lo
largo de todas estas páginas y que tiene tres vertientes a cual más
inquietante:
1.a)
La presencia en nuestro planeta de seres inteligentes no humanos que
interfieren negativamente en la marcha de la historia sin que la mayoría de los
mortales se den cuenta;
2.a) El conocimiento (y
muy posiblemente los convenios) que las más altas autoridades de las grandes
potencias tienen de estos misteriosos seres, manteniendo acerca de todo ello un
humillante y criminal silencio; y
3.a) El uso que de la presencia y de las actividades de estos «extraterrestres» están haciendo ciertos grupos secretos, para lograr un control total del planeta entero.
3.a) El uso que de la presencia y de las actividades de estos «extraterrestres» están haciendo ciertos grupos secretos, para lograr un control total del planeta entero.
Hasta
hace poco, estos grupos secretos, valiéndose de los grandes jefes militares que
se creen los dueños del planeta, tenían oficinas especialmente dedicadas a
acallar a todos aquellos que se acercaban demasiado a la «gran verdad», y que
podían influir en el despertar de la raza humana.
Pero
desde hace muy poco tiempo, los cuidadores de la «gran verdad» han ido dejando
que ésta se filtre parcialmente, porque han descubierto que podría resultar un
excelente instrumento para sus planes de dominio.
Un
ejemplo de esto pueden ser los famosos avistamientos de Gulf Breeze (Florida)
en donde una multitud de residentes han visto y fotografiado repetidas veces un
enorme ovni del tamaño de un edificio de varios pisos.
Las
investigaciones apuntan en la dirección de que todo no es más que una
proyección luminosa hecha con una tecnología humana muy sofisticada, para
confundir a los bien intencionados testigos (*) Las
agencias de noticias se encargan de difundir el suceso hasta los últimos
confines del planeta, manteniendo así en suspenso las mentes de los humanos
acerca de la posibilidad de que se encuentren ya entre nosotros seres de otros
mundos.
Algo
por el estilo se podría decir del reciente avista-miento del ovni en Rusia tan
ampliamente difundido por la Agencia TASS. El desmentido que a los pocos días
hicieron ciertas autoridades científicas era de esperar, pues ello ha ocurrido
siempre que ha habido noticias de cierta resonancia. Las oficinas encargadas de
desacreditar el fenómeno, desconocedoras de las últimas estrategias encaminadas
a usarlo, siguen en su misión de desmentir todo aquello que puede desvelar la
realidad del fenómeno.
Es
una doble estrategia: por un lado, los que secretamente llevan las riendas del
mundo, quieren mantener en la ignorancia a la raza humana acerca de las
terribles verdades que se ocultan tras el fenómeno ovni y evitar así la ira del
pueblo contra ellos por haberse portado de una manera tan irresponsable; y por
otra parte procuran mantener la incertidumbre acerca de la posibilidad de
visitas de extraterrestres para en un momento dado usarlas como elemento
atemorizador en sus planes de dominio del mundo entero.
El
inexplicable y súbito entendimiento entre las dos grandes potencias y el
inesperado derrumbe simultáneo de los regímenes comunistas de la Europa del
Este son otras muestras de lo que estamos diciendo. Aunque hasta hace poco las
disensiones y desconfianzas mutuas entre los dos grandes bloques eran cosa
normal, la realidad era que en la cumbre ya hacía tiempo que los supremos
responsables estaban de acuerdo, y de hecho practicaban conjuntamente secretas
maniobras espaciales, tal como veremos en el libro.
Sin
embargo, habrá que tener presente que no necesariamente los líderes políticos
que aparecen oficialmente al frente de sus respectivas naciones, son los que en
realidad planifican la marcha de los acontecimientos. En muchas ocasiones los
gobernantes, por importantes y poderosos que parezcan, no son más que meros
títeres de otros cerebros que desde las sombras dirigen el rumbo de la
historia, aunque éstos a su vez, y muy probablemente sin percatarse de ello,
sean dirigidos por otras inteligencias suprahumanas o «dioses» que son los que
desde el inicio de los tiempos controlan este planeta que ellos consideran más
suyo que nuestro.
Cuando
se habla de «dioses», de extraterrestres o de entidades no humanas, no hay que
caer en la ingenuidad de creer que existe una sola especie de ellos o de que
todos son, poco más o menos lo mismo. Tratándose de entidades no humanas, las
diferencias entre ellas son infinitamente mayores que las que se pueden hallar
entre los mortales.
Lo
mismo que hay seres humanos buenos y malos —aunque estos términos tengan mucho
de relativo— hay alienígenas que se portan bien con los hombres y los hay que
nos tratan de la misma manera que nosotros tratamos al ganado. Y esto a pesar
de los «Ramas» y los «Adonais» y demás ingenuos que todavía siguen pensando que
los extraterrestres son indefectiblemente los «buenos hermanos del Cosmos» que
vienen a salvarnos o a liberarnos de los holocaustos nucleares.
Yo
no niego y nunca lo he negado que haya «extraterrestres» «buenos», que tratan
de ayudar y que de hecho a muchos humanos los hayan ayudado. Ese tipo de
extraterrestres me preocupan menos porque no espero de ellos ningún mal. Lo que
sí digo y con total certeza, es que muchos de los tripulantes de los ovnis y
muchas de las entidades no humanas que se nos presentan como benévolas, no lo
son a la larga y de hecho han destruido las vidas de muchos seres humanos que
se fiaron de sus palabras y promesas.
Por
eso afirmo que tenemos que estar muy alerta cuando nos relacionamos con estas
entidades, porque no sabemos con quién estamos tratando. Y, aunque algunos no
lo crean todavía, hoy sabemos con absoluta certeza que muchos de estos seres
mienten mucho, por muy avanzados que estén en tecnología.
Otro
caso muy diferente es el de los «ufólogos serios» y además «científicos». Estos
no han pasado de la tabla de sumar de la ovnilogía y están todavía tratando de
convencerse de que existen abducciones reales. Hay gente a la que el
almacenamiento de información, en vez de darles nuevas ideas los empacha. En
lugar de descubrir la realidad se emborrachan con los mismos datos que reciben.
Para
estos técnicos de los «ufos» (¿do you follow me?) todo lo que yo diré en este
libro es un puro delirio que según ellos no tiene base alguna. Pero lo que no
tiene base es hablar y criticar desde una mesa, sin haberse tomado el trabajo
de ir a los sitios en donde se podrían convencer de la realidad, a veces
terrible, de los hechos.
Nuestro
planeta no sólo es morada de muchos seres inteligentes además de los humanos,
sino que es lugar de paso o de visita para muchos otros fuera de nuestro
sistema solar.
Esto
es motivo de escándalo para los científicos de vía estrecha que piensan que las
distancias que nos separan de otros planetas habitados son insalvables. Probablemente
están pensando en los reumáticos cohetes que ellos disparan y su ciencia no les
da para deducir que unos seres con la increíble tecnología que demuestran en
sus aparatos (aunque los científicos de vía estrecha lo desconocen todo en
cuanto a los ovnis) probablemente tienen otros métodos muy diferentes a los
nuestros para desplazarse en el espacio.
Usando
un método muy poco científico se dicen: según nuestros cálculos estos seres no
pueden llegar hasta nosotros. Por tanto, aunque den la impresión de estar aquí,
corno teóricamente es imposible que estén, no perderemos el tiempo en averiguar
si están en realidad. Y siguen rumiando la paja de sus fórmulas.
Mi
método es "diametral mente opuesto al de los científicos: Están aquí;
luego se puede llegar. ¿Cómo? No lo sé. Lo único que sé con certeza es que
están aquí, porque mis sentidos son tan veraces como los de los científicos.
Pero
como ya dije anteriormente, puede haber «suprahumanos» que hayan vivido aquí
siempre, aunque en otros planos de existencia; y puede haber visitantes que
vengan de fuera. Y ese es el caso del que nos vamos a ocupar en este libro. De
ciertos visitantes enanos, lampiños y cabezones que desde hace varias décadas
están haciendo horrores en nuestro planeta sin que la mayoría de los humanos, y
mucho menos los científicos, se hayan enterado.
Los
que sí se han enterado han sido los militares de varios países y muy pocos
políticos de las grandes potencias como en seguida veremos. Pero unos debido a
su paranoia belicista y otros por la borrachera que les produce el poder y el
vivir en olor de multitudes, no le han dado al asunto la importancia que tiene
o, lo que es peor, lo han convertido en una nueva fuente de desgracias para la
humanidad.
En
este libro, pues, si bien vamos a tocar el tema de los visitantes espaciales
—los ovnis en sí ya no nos interesan pues son únicamente un vehículo— no vamos
a fijarnos en todas las especies que existen de ellos, sino única-mente en dos
o tres que son las que en la actualidad tienen mayor contacto con nosotros y de
las que nos tenemos que defender pues son altamente peligrosas.
El
lector podrá preguntarse por qué casi todo lo que digamos está ubicado en los
Estados Unidos. ¿Es que ellos tienen también el monopolio de los ovnis?
Ciertamente, no. Creo que Brasil, por poner un ejemplo, es un país en donde la
actividad ovnística ha sido enorme tanto cuantitativa como cualitativamente
pero mucho menos conocida que la de Estados Unidos. Es cierto que en este país
ha habido muchos y muy interesantes casos que han dado la vuelta al mundo; ello
se debe a que siendo el país muy extenso y poblado es natural que se den más
casos, aparte de que sus agencias de noticias difunden con más facilidad
cualquier suceso que allí ocurra.
Asimismo
estamos seguros de que en África la actividad de los tripulantes de los ovnis
es aún más descarada, pero la ausencia de grandes agencias de noticias y lo
apartado de los lugares en donde muchas de estas cosas suceden, impiden que nos
enteremos.
Todas
estas ideas podrán parecerle alucinaciones a más de un lector, tal como se lo
parecieron durante muchos años al propio autor, endrogado como estaba con ideas
religiosas absurdas y con el recuento oficial y falso de la historia humana que
le habían dado en la Universidad.
Pero
para corroborar estas ideas hay innumerables hechos que irán saliendo a lo
largo de estas páginas. Que el lector los haya desconocido hasta ahora no es
culpa del autor. Y si se negase a darles crédito, aunque estaría en su derecho,
obraría muy sabiamente si, dada su enorme importancia, le dedicase un poco más
de tiempo a todo este asunto para convencerse de si todos estos hechos son
ciertos o no.
Extracto
del Libro:
La
Amenaza Extraterretre
Autor:
Salvador Freixedo
Ex jesuita
y libre pensador
Presidente
de Honor del IIEE de España
(*)
Sobre este tema leer más en:
Foto inicio articulo:
Moneda antigua china con representaciones similares
a como se identifica hoy a seres visitantes en nuestro
planeta
planeta

