¿Vio OVNIs o fueron interpretaciones erradas?
Pese al tiempo pasado de la gesta del 12 de Octubre de 1492, de este enigmático personaje Cristóbal Colon, aún se discute su origen. A lo largo de los años historiadores han discutido y presentado diferente hipótesis de trabajo respecto a la verdadera identidad de este intrépido marino, pero no se ha llegado a nada definitivo, pues intereses políticos, nacionalistas y obstáculos burocráticos de todo tipo, han impedido estudios concretos con asideros sólidos y objetivos.
Cristóbal Colon, también colaboró mucho en dejar una gran incógnita a su alrededor. No dejó casi nada de su vida descrita, sus apuntes al margen de sus estudios náuticos nos indican más bien un origen distinto al genovés que nos hablan los libros de estudios en las escuelas, y sí se profundiza en la poca documentación que nos quedó, todo indica que su origen no es el que todos sabemos por oficialidad impuesta.
Al paso inexorable de los años, poco importa este detalle, pues su gesta lo inmortalizó para la posterioridad, pese que aún se discute sus reales intenciones y métodos… ¿Pero… que genio o visionario no es controvertido hoy en día?
Para más remate, en su diario de viaje escribió unas extrañas descripciones que muchos estudiosos las han querido llevar al terreno ufológico. No cabe duda, que son descripciones curiosas, pero según nuestro criterio no extrañas en una época donde se conocía poco del cosmos, del mar, de fenómenos atmosféricos diversos, y que incluso se creía en la existencia de sirenas, las cuales quedaron descritas por esta expedición el miércoles 9 de enero de 1493 en las costas de La Florida. Colón dice:
“...En toda esta tierra hay muchas tortugas de las cuales tomaron los marinos en el Monte Cristi que venían a desovar en tierra, y eran muy grandes como una grande tablachina. El día pasado, cuando el Almirante iba al Río de Oro, dijo que vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara. Dijo que otras veces vio algunas en Guinea, en la costa de Manegueta..."
Respecto a lo anterior, no es extraño que los marinos de la época creyeran en monstruos y sirenas, y las interpretaciones modernas definen estas descripciones como manatíes, que confundieron a estos marinos.
Existen una serie de descripciones más extrañas en los viajes de Colon, que no han sido explicadas satisfactoriamente, pero que entran en la situación mental de la época y el temor a un lugar que ellos veían como el Fin del Mundo, un ejemplo de esto es lo que definió el 4 de Noviembre:
… avía hombres de un ojo y otros con hocicos de perros que comían los hombres y que en tomando uno lo degollavan y le bevían la sangre y le cortavan su natura”.
¿Ciclopes caníbales? Aunque no sólo se atribuye al famoso Almirante estas descripciones extrañas, seguramente las primeras comunicaciones con los lugareños fueron difíciles, y la imaginación, el choque de cultural y de creencias, realizo todo lo demás.
Considerando otro aspecto de estas descripciones, las más conocidas son las de su primer viaje y que han quedado para muchas personas como referencias ufológicas. Punto muy discutible y controvertido tomando en cuenta los conocimientos de la época.
A continuación las enunciamos:
Sábado 15 de septiembre de 1492, a 9 días de haber zarpado desde la última tierra firme (Islas Canarias),
"...Navegó aquel día con su noche 27 leguas camino al Oeste y algunas más. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos 4 ó 5 leguas”.
La segunda anotación data del 11 de octubre del mismo año, antes de visualizar tierra:
“Después del sol puesto, navegó a su primer camino, al Oeste; andarían doce millas cada hora y hasta dos horas después de media noche andarían noventa millas, que son veintidós leguas y media. Y porque la carabela Pinta era más velera e iba delante del Almirante, halló tierra e hizo las señas que el Almirante había mandado. Esta tierra vio primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana; puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vio lumbre, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese tierra; pero llamó a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del Rey, y díjole que parecía lumbre, que mirase él, y así lo hizo y viola; díjole también a Rodrigo Sánchez de Segovia, que el Rey y la Reina enviaban en el armada por veedor, el cual no vio nada porque no estaba en lugar donde la pudiese ver. Después de que el Almirante lo dijo, se vio una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser indicio de tierra”.
Sin duda un personaje para la historia, sin más.
Pedro Rivas Roth