Una investigación del SEIP de España
Desde hace algunos años, los habitantes de las Islas Baleares venían manifestando que se escuchaban unos extraños ruidos que podían incluso percibirse en la costa peninsular. Muchos han sido los testimonios y diversos comentarios del mismo afirmando que dichos ruidos se parecían al chocar de dos gigantescos tubos metálicos y que tenían una periodicidad estimada en un minuto. Otros decían que se trataba de enorme estruendo que impactaba en los cuerpos de los submarinistas cuando realizaban sus inmersiones. Algunos buceadores pensaban incluso que dichos sonidos podrían ser los efectos del sonar de los submarinos militares que atraviesan la isla por sus dos vertientes. Pero lo cierto es que los sonidos incluso en algunas zonas podían escucharse a "simple oído" sobre el nivel del mar y por su potencia también muchos pescadores se quejaban y culpaban dicho fenómeno como principal causante de la disminución de la pesca en la zona.
Así pues el pasado mes de Agosto la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas, (SEIP) decidió realizar una investigación sobre estos enigmáticos sonidos y nuestro compañero Pedro Amorós junto con el periodista de Antena 3 Teo Plaza, se desplazó hasta el lugar permaneciendo una temporada en la que se recabaron datos concretos sobre el fenómeno y los testigos que habían tenido contacto con ello.
El IMEDEA (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados) Organismo perteneciente al CSIC nos informó muy puntualmente de las investigaciones científicas que ellos iban a comenzar esperando la nueva adquisición de unos hidrófonos de los que iban a quedar permanentemente instalados en el fondo marino, con el fin de que si en cualquier momento el sonido vuelve a producirse, fuera capturado por estos. Desde estas líneas, deseamos agradecer a dicho organismo las atenciones prestadas y por la disposición de sus lanchas y su personal científico para realizar las grabaciones de nuestro compañero Pedro Amorós.
El transcurso de estas investigaciones tuvo como resultado algo inesperado. Casi en el último momento, cuando el periodista Teo Plaza y nuestro compañero y presidente Pedro Amorós se desplazaron a un precioso lugar situado en la costa norte y llamada Cala Tuent. Mientras se registraba el ruido del mar con un micrófono ambiental a varios centímetros del agua, en el sistema de almacenamiento digital comenzó a escucharse por "monitorización" unos "estruendos sonoros" similares a un terremoto. De hecho los pocos bañistas que había en la pequeña "cala" en ese momento, recogieron sus cosas y se fueron a toda prisa alarmados por dicho sonido que era perceptible incluso en la playa.
Los sonidos eran reiterativos aproximadamente cada 30 segundos y quedaron registrados con total perfección apreciándose las alteraciones sonoras antes mencionadas. La duda se planteaba de esta forma: ¿Logramos registrar los auténticos sonidos extraños de Mallorca?
Por otro lado dos de nuestros compañeros de Madrid Javier Rodríguez y José Castro (Coordinador S.E.I.P. ) del 25 al 27 de octubre con su equipo, compuesto por Fernando Ponce, Mar Ernrick, Antonia Morros, Víctor Sarmiento y Ángel Rosa, equipados con ordenador, magnético, dos micrófonos prealimentados unidireccionales, cámaras de fotos submarinas, cámaras de vídeos, sistemas de vídeo y foto subacuáticos, cinco equipos de buceo, brújulas, zódiac y ordenadores de buceo han investigado la costa norte mallorquina con el fin de detectar los extraños sonidos que desde hace ya años son escuchados por submarinistas que bucean en esa zona.
Comenzaron las primeras investigaciones en el Port de Sóller el pasado 26 de octubre, a las nueve de la mañana, y de allí se dirigieron hacia Cala Tuent, donde iniciaron una inmersión en el lugar donde se les habían indicado que se escuchaban los sonidos. Llegando a una profundidad máxima de 17 metros, el tiempo de inmersión fue de 68 minutos, la temperatura de 19 grados y la visibilidad de 7 metros, pero ninguno de los cinco buceadores, ni tampoco los equipos, registraron ningún sonido anormal.
Ya por la tarde volvieron a intentarlo desde la zona izquierda de la cala, donde un marinero aseguraba que allí se percibían los ruidos. Comenzó nuevamente la inmersión, con el sofisticado sistema de grabación, en esta ocasión a una profundidad es 28 metros y una temperatura de 17 grados. El tiempo de inmersión era en esa ocasión de 59 minutos, la visibilidad de cinco metros, y entonces sí se oyeron ciertos sonidos de naturaleza extraña, que en un principio intimidaron a los buceadores ( últimos fragmentos extraídos del diario Mallorquín Ultima Hora ).
Los resultados en esta ocasión están todavía en proceso de análisis y nuestra intención es transmitir al propio IMEDEA los resultados de las grabaciones con el fin de que se realicen las valoraciones científicas pertinentes.
FUENTES:
Por. José Castro y Javier Rodríguez