11 de enero de 2009

EXAGERACIONES CHILENSIS
Una forma de vida
Vivir en Chile es toda una aventura mágica y trascendente. El pensamiento interior del chileno es así. Hemos sido críados entre “cucos”, casas que penan, cementerios con tesoros enterrados de conquistadores españoles, maldiciones ancestrales entre familias, intrigas históricas, vírgenes que se aparecen en paredes de casas particulares, videntes que encuentran personas desaparecidas, animitas milagrosas, muchas leyendas locales de todo tipo, terremotos anunciados, ovnis por doquier, islas misteriosas en los confines del Sur de Chile, seres elementales en los bosques, etc., etc.… y más etc.
¿No será mucha exageración? ¿Somos desmedidos en nuestras actuaciones?
En la vida cotidiana diaria, no faltan ejemplos. Recientemente más de 200 policías altamente especializados, con francotiradores en los techos, avión alquilado, helicóptero oficiales, motoristas de escolta… se movilizaron para custodiar a un pedófilo medio raquítico, encadenado, que fue trasladado a Chile desde Brasil. Más de un comentario de un ministro habló de “país bananero” y “tropicalísmo” ante este gran despliegue de policías con los correspondientes gastos que implica todo esto a las arcas del Estado, y cuyos fondos salen de los simples ciudadanos como usted y yo.
Las celebraciones deportivas son igualmente desproporcionadas. Totalmente fuera de lugar dando una paupérrima imagen de copiar lo extranjero, con la diferencia que aquí tenemos una liga de futbol muy poco atractiva, con estadios casi vacíos y donde creamos ídolos con pies de barros prefabricados en poco tiempo, y que muy de vez en cuando dan una satisfacción deportiva al país. Las barras de los grandes equipos como todo el mundo sabe no son precisamente deportistas, sino simples jóvenes perdidos en la confusión, por decir algo suave y no hiriente a nadie, pero sí, exagerados, mal educados, y muchos de ellos simplemente, delincuentes.
El mundillo de la farándula es otra exageración más. La alfombra roja nacional, a igual que en Hollywood con nuestras/os representantes criollos, nos ofrecen peleas programadas y con muchas horas grabadas para la teleaudiencia fiel, que les hace vivir un mundo ficticio y alejado de la realidad. Operaciones y cirugías televisadas varias, joyas robadas compradas, drogas, y sobre todo, tetas exageradamente grandes...
Exageraciones de todo tipo. Sólo mencionamos las que están más en contacto directo con nuestra vida a diario. Podríamos estar escribiendo unas cuantas hojas más de ejemplos parecidos, pero con esta misma regla de medir nuestra mentalidad interior e idiosincracia creada desde nuestra niñez, no nos cabe la menor duda que en los temas esotéricos, ufológicos, espirituales y de creencias en general estas exageraciones y visión un poco distorsionada de los temas, también abarcarían muchos otros aspectos de nuestra vida.
Siempre hemos dicho que “no todo es Ovni lo que brilla en el cielo”, más de alguien nos ha calificado de “creyentes” sin conocernos de nada, ni haberse jamás acercado a nosotros, una pauta que se ha repetido constantemente desde que se instaló el IIEE en Chile…. ni siquiera como trabajo periodistico a media tinta. Nos sobran dedos de una mano para indicar quien se ha molestado en preguntarnos algo. Nos referimos a personas relacionadas con nuestros temas. Exageración de periodismo cómodo y desinformado, además de poca curiosidad. Flojera exagerada.
Por otra parte, el avance de ciertos credos y religiones adoptadas sin ningún tipo de cuidados, generalmente por la gente humilde y sin mucha preparación es muy peligroso. Muchas creencias se han convertido en “multinacionales religiosas”, no faltan los Mc Donald`s americanos en este tipo de religiones, pero muchos chilenos son arrastrados y no se les puede hacer razonar. El fanatismo ha creado paredes mentales imposibles de sobrepasar en muchos de nuestros compatriotas. Estos adquieren el fanatismo como forma de vida, por lo tanto, un camino rígido sin medir consecuencias.
La exageración en lo divino destruye lo humano y la razón por añaduría.
Entramos al siglo XXI con fanáticos de los Ovnis, que llevan el SI como etiqueta en la frente, personas que hablan con extraterrestres, según ellos y lo predican sin ningún rubor a todo el mundo, seguidores incondicionales de personajes charlatanes y como tal, con gran poder de convencimiento y también de vivir del cuento durante años.
Los fanáticos escépticos no se escapan de esto, estos llevan el NO en la frente, en nombre de una Ciencia que hoy en día deja mucho que desear… Los intereses de los estamentos oficiales no permiten declaraciones fuera de lo acordado y jamás reconocerán nada que no este de acuerdo a unos principios adquiridos comerciales, y como los tiempos están muy difíciles hay que cuidar la poltrona como sea.
¿Vale la pena esta exageración de apreciación a ciertas cosas que nos rodean?
Es difícil ser objetivo. No existe la objetividad completa… pero la búsqueda del equilibrio, de la maduración intelectual, de la experiencia acumulada debe ser de acorde a nuestras creencias y actitudes. Todos las tenemos, no podemos escaparnos de nuestros orígenes, de lo que nos han inculcado nuestros padres para bien o para mal…
Dejo esto hasta aquí, o sino también caeré en exageraciones, pues en este país nadie se libra… y me incluyo el primero.
Julián Lenguaraz