LOS
VISITANTES DE LA EDAD MEDIA
El 13 de agosto de 1491,
Facius Cardan, padre del matemático Jerome Cardan, anotaba la siguiente
aventura:
Cuando había terminado con
los ritos de costumbre, hacia las veinte horas del día aproximadamente, se me
aparecieron siete hombres, que llevaban vestidos de seda parecidos a las togas
griegas, y calzados resplandecientes. Llevaban, también, armaduras, y debajo de
estas armaduras se veían ropas interiores de color purpura de una fastuosidad y
belleza extraordinarias. Dos de ellos parecían pertenecer a un rango más noble
que los demás. El que parecía ser su superior tenía el rostro de color rojo
oscuro. Manifestaron tener cuarenta años, pero ninguno de ellos aparentaba más
de treinta. Les pregunte quienes eran, y contestaron que eran hombres en cierta
manera formados de aire, y sometidos, como nosotros, a nacer y a morir. Su vida
era más larga que la nuestra y podía alcanzar hasta tres siglos. Les pregunte
sobre la inmortalidad del alma, y me contestaron que nada sobrevive. Al
pedirles porque razón no revelaban a los hombres los secretos de su sabiduría,
contestaron que existía una severa ley que les imponía graves penas en el caso
de que revelasen a los hombres cuanto ellos sabían. Permanecieron con mi padre
durante tres horas. El que parecía ser su jefe negó que Dios hubiera hecho el
mundo para toda la eternidad. Por el contrario, agrego, el mundo era creación
de cada instante; de manera que si Dios se cansaba, el mundo perecería
inmediatamente.
Los visitantes de Facius
Cardan parecen haber sido los últimos de una serie que aparecen a lo largo de
la Edad Media. Lo que tienen de particular, es que se puede hablar con ellos,
que no pretenden ser ángeles en modo alguno, que no aportan ninguna revelación;
por el contrario, su actitud se asemeja a nuestro moderno racionalismo. Los
visitantes de Facius Cardan niegan incluso la inmortalidad del alma y sostienen
una especie de teoría de la creación continua del Universo.
Los alquimistas y los
místicos de la Edad Media han intentado evidentemente relacionar a esos
visitantes con los varios espíritus de que nos hablan la Biblia y el Corán,
pero se trata con seguridad de una elaboración mitológica. De hecho, hubo, al
parecer, contactos con seres «fabricados», «hechos del aire», según los
visitantes de Cardan. Estos visitantes insisten en las penas a que se exponen
si llegan a revelar ciertos secretos.
Esta tradición perdurara
hasta el siglo XVIII, en el que, según veremos, llegaron a ser revelados
ciertos secretos.
En otras regiones, estos
seres se aparecen más tarde que en Europa: a fines del siglo XVIII, en el Japón
y a los indios de América del Norte. En esta época, los indios de California
nos hablan de seres humanoides, luminosos, que paralizan a las personas con el
uso de un pequeño tubo. La leyenda india precisa que las gentes así paralizadas
tuvieron la impresión de haber sido bombardeadas con puntas de cactos. En
Escocia e Irlanda se habla de apariciones como esas desde tiempos inmemoriales,
hasta el siglo XIX, y a veces, aun en el XX.
Fuente: Jacques Bergier en LOS EXTRATERRESTRES EN LA HISTORIA