21 de diciembre de 2013

EL ENIGMA DE LA ESTRELLA DE BELEN

¿QUE FUE LA MISTERIOSA ESTRELLA DE BELÉN?

Un cometa, un eclipse, una supernova, un alineamiento de planetas… La Estrella de Belén -el supuesto astro que guió a los Reyes Magos al lugar de nacimiento de Jesús- ¿Fue un acontecimiento astronómico real? Hace unos 2000 años, los magos de Oriente vieron una estrella increíble iluminando el cielo en la Tierra Prometida y la siguieron en un viaje épico para conocer al nuevo Mesías. ¿Pero qué es realmente la Estrella de Belén?

¿Que se esconde tras el fenómeno de la estrella de Belén?

La ciencia moderna está revelando uno de los misterios astronómicos más famosos de la historia. Nuevas tecnologías permiten a los astrónomos crear mapas del antiguo cielo nocturno con una precisión extraordinaria. A medida que estudian los movimientos de planetas y estrellas, los expertos están cuestionando la teoría que asegura que se trataba de un cometa. Creen que los Reyes Magos pudieron divisar varios eventos astronómicos inusuales.

La Biblia nos dice muy poco sobre esta estrella y sólo aparece mencionada en el Evangelio de San Mateo. “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle”, se habrían preguntado los magos.

No se incluye ninguna fecha o descripción. Hasta la identidad de los hombres no está clara. En vez de ser los reyes en el imaginario popular, se cree que los Reyes Magos eran sacerdotes persas conocidos como “magi” en latín. Eran astrólogos que se guiaban por las estrellas, combinando fe y ciencia para predecir el nacimiento del nuevo Mesías.

¿Qué hizo que se animasen a viajar a Belén? La mayoría de los expertos coinciden en que Jesús nació antes del año 4 a. C. o en esa misma fecha, cuando Herodes el Grande reinaba en Judea. Los astrónomos han identificado los siguientes cuatro acontecimientos estelares que podrían haber sido la Estrella de Belén.

TRIPLE CONJUNCIÓN DE PLANETAS

Un antiguo almanaque inscrito en una tabla de arcilla hallada en Babilonia y actualmente en el Museo Británico de Londres asegura que la estrella fue en realidad una inusual conjunción de planetas. ¿Triple conjunción planetaria?

Concretamente, fue una serie de tres conjunciones de los planetas Júpiter y Saturno (un hecho muy poco frecuente) ocurrido en el año 7 a. C. Júpiter y Saturno se conjuntaron tres veces en el plazo de varios meses durante la constelación de Piscis, un signo asociado con Israel. Existen pruebas en el almanaque que los astrónomos persas predijeron esto. La tabla calcula la actividad solar, lunar y planetaria para ese año y describe la conjunción.

ECLIPSE DE JÚPITER

Una moneda de 2000 años de antigüedad probaría esta teoría, una doble ocultación de Júpiter tras la luna ocurrida en el 6 a. C. que sería la estrella de Belén. Según la teoría, los magos vieron la estrella en la constelación de Aries, no la de Piscis. La moneda muestra a Aries, el carnero, brincando en el cielo y mirando atrás hacia la estrella. Los textos astrológicos de la época reflejan que Aries dominaba Judea y Jerusalén era la capital del Cercano Oriente, convirtiéndose en signo de los judíos. ¿Eclipse en Jupiter?

El profesor Mike Molnar de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, en Estados Unidos, cree que los magos vieron este eclipse. Justo antes del amanecer, Júpiter habría aparecido por el este, en el preciso instante en que San Mateo describió la aparición de la Estrella. Entonces, cuando la luna pasó directamente entre la Tierra y Júpiter, éste último planeta habría desaparecido.

SUPERNOVA

Algunos creen que la estrella podría haber sido el resultado de un evento celestial aún mayor. Mark Kidger, astrónomo de la Agencia Espacial Europea, afirma que habría requerido mucho más que un movimiento de planetas inusual para convencer a los curtidos expertos astronómicos de esa época a viajar hasta Judea. ¿La explosión de una supernova?

Los magos podrían haber visto una estrella en su fase supernova, uno de los eventos más energéticos y explosivos que se conocen. Kidger hasta ha identificado a un candidato, el DO Aquilae que explotó en 1927 y que seguramente ha explotado varias veces en el pasado.
En caso de haber explotado hace 2.000 años, los magos la habrían visto en el este, asomándose por encima del horizonte. El experto espera que los radiotelescopios del futuro sean capaces de detectar la débil burbuja de gas alrededor de Aquilae para calcular el momento exacto en que la burbuja comenzó a expandirse.

DOS PLANETAS QUE PARECÍAN UNA LUZ BRILLANTE

Esta teoría es la más sorprendente. La fecha de Navidad fue establecida siglos después del evento y muchos la cuestionan. Pero el astrónomo tejano Rick Larson cree que Jesús realmente nació el 25 de diciembre, aunque del año 2 antes de nuestra era.

¿Dos planetas fundidos en una sola luz?

Al contrario de otros astrónomos, Larson se ha fijado en eventos celestiales posteriores porque cree que la fecha de la muerte del rey Herodes (4 a. C.) es incorrecta. La fecha se basa en los escritos del historiador Josephus, pero cada manuscrito suyo que ha estudiado anterior a 1544 coincide en que Herodes murió en el 1 a. C.

Júpiter se conjuntó un año después con una de las estrellas más brillantes del firmamento, llamada Regulus y conocida por los magos como “pequeño rey”. Nueve meses después, Júpiter se conjuntó con Venus, conocido como el planeta madre.

Los planetas habrían pasado tan cerca el uno del otro que habría parecido como una luz brillante en el cielo. Larson cree que esta luz fue la que convenció a los magos a viajar al este. Durante su viaje, Júpiter continuó moviéndose a lo largo del cielo hasta que pareció detenerse sobre Belén.

Fuente: Rebecca Ellis / BBC Mundo


OTRA TEORIA

LAS IGLESIAS HAN MANIPULADO LA HISTORIA DE LA ESTRELLA.

La estrella que guió a los Reyes Magos sólo pudo ser un objeto controlado inteligentemente.

La mayor parte de los cristianos que conservan la íntima y saludable costumbre de montar el belén o el nacimiento, como se dice en Andalucía, suele colocar en lo alto, siempre por delante de los Magos, una estrella lo más reluciente posible, generalmente provista de una larga cola o cabellera. Y todo el mundo acepta, sin más, que fue eso -una estrella- lo que guió a los Reyes de Oriente hasta el portal de Belén. Desde niño me pregunté: ¿Cómo una estrella tal y como las conocemos, puede aparecer sobre las cabezas de aquellos sacerdotes o astrólogos y guiar a la caravana durante tantos días? 

Algo, efectivamente, no encajaba en mi mente infantil. Fue en 1983 cuando, obsesionado por aquella idea, publiqué un libro titulado El ovni de Belén. Desde entonces estoy convencido que, si existió dicha estrella, sólo pudo ser un objeto volante no identificado tal y como hoy lo entendemos. Pero vayamos por partes. ¿Por qué digo que la luz descrita por Mateo sólo pudo ser un ovni?

Para los teólogos, hoy, la estrella de Belén no fue otra cosa que una bella leyenda oriental, con detalles pintorescos -dicen- que viene a reforzar una enseñanza teológica. Sirva como ejemplo la idea de Mackenzie quien, en su Comentario a San Mateo, insinúa abiertamente que dicho texto debe ser tomado como un "simbolismo de la regia mesianidad". Y me pregunto: si un fenómeno choca con la razón o con la lógica, ¿significa que ha sido inventado? Por esta misma regla de tres, los teólogos tendrían que rechazar la multiplicación de los panes y los peces o la resurrección del Maestro...

EL VIAJE, DESDE LA REGIÓN DE UR, SE PROLONGABA COMO MÍNIMO TRES MESES.

A la miopía de teólogos y exégetas vino a sumarse también la de algunos astrónomos. Durante un tiempo -basándose en las ideas de Orígenes-, la estrella fue explicada con la hipótesis de un cometa. En realidad, la versión de Orígenes fue también manipulada. Las palabras del sabio de Alejandría, nacido en el año 185 después de de Cristo, fueron éstas: "... Soy de la opinión de que la estrella de Oriente fue una estrella distinta, que no tenía nada que ver con las que se nos muestran en la bóveda celeste. Seguramente pertenecía a esa clase de astros que, de tiempo en tiempo, acostumbra a aparecer en el cielo, y que los griegos -que suelen diferenciarlos dándoles nombres que hacen referencia a su configuración- denominan con el nombre de viguetas ígneas, luces de cola, toneles y muchos otros". Como resulta fácil de comprobar, Orígenes hace mención de "luces con cola" (¿cometas?), pero también menciona otros fenómenos luminosos bien conocidos hoy en Ufología.

La astronomía moderna. 

Años después, en 1603, Kepler aportaba otra teoría astronómica. Una hipótesis que sigue en vigor. El 17 de diciembre de ese año, el famoso astrónomo se hallaba junto al río Moldava, en Praga. Esa noche, Júpiter y Saturno se encontraban muy próximos entre sí. Kepler estudió la conjunción de ambos planetas y, basándose en el relato del rabino Abrabanel, dedujo que aquélla era la señal que guió a los Magos hasta Belén. Kepler tenía razón, a medias. Los actuales cálculos astronómicos han demostrado que en el año "menos siete, en efecto, se registró una triple conjunción o aproximación de Júpiter y Saturno. La primera, el 29 de mayo. Y fue visible durante dos horas. La segunda, el 3 de octubre, y también en la constelación de los Peces. La última, el 4 de diciembre. Lo que no consideró Kepler es que Jesús no nació en diciembre, sino en verano, como es fácil comprobar. En consecuencia, de las tres conjunciones registradas, sólo la primera -la del 29 de mayo- encajaría en la hipótesis de Kepler y de los astrónomos modernos. Pero esa intensa aproximación de Júpiter y Saturno sólo duró dos horas. Y me pregunto: si el viaje de los Magos desde Ur de Caldea hasta Jerusalén podía tener una duración aproximada de tres meses, ¿cómo llegaron? Y otro "detalle" más que significativo; si los viajes en aquel tiempo se llevaban a cabo habitualmente de día, ¿cómo fueron guiados por una conjunción planetaria, sólo visible durante la noche? En suma: las explicaciones defendidas por teólogos y astrónomos no resisten un análisis científico. En el supuesto de un cometa, al ingresar en la atmósfera, el núcleo de hielo se habría desintegrado y habría formado una lluvia meteórica. ¿De qué podemos hablar? ¿Quizá de un meteorito? Los expertos saben que esta probabilidad es inviable; ninguna roca espacial desarrolla un vuelo horizontal en su ingreso en la atmósfera. Obviamente, al entrar en contacto con las capas superiores de la referida atmósfera, la piedra se incendia y se consume en cuestión de segundos. Son las estrellas fugaces, tan frecuentes en las noches estivales. Naturalmente, si se tratase de un asteroide (una roca sideral de mayor tamaño), las consecuencias de su choque con el planeta habrían sido dramáticas.

LOS TEÓLOGOS CREEN QUE LA ESTRELLA FUE UNA LEYENDA.

Por simple eliminación, si la estrella de Belén existió -y estoy convencido de ello-, sólo pudo tratarse de un objeto brillante, capaz de guiar a una caravana a lo largo de mil trescientos kilómetros y, consecuentemente, tripulado inteligentemente. Lo que hoy muchos llaman OVNI. .

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Fotos: IVAN BENÍTEZ (No utilizadas en este texto)