El punto obvio es que Salfate aumenta la facturación como todo negocio que vende sueños baratos, dulces baratos, medallitas y pulseritas de la suerte, zapatillas adelgazantes o miles de otras ilusiones de dudoso respeto.
No me caben dudas que el famoso Salfate de RED TV es simpático y livianito de sangre, quizás demasiado livianito. No es uno de esos pesados a la chilena que cae bomba, aunque tenga atributos de sobra para ello. Es “payasín” y le gusta pasar por inteligente, misterioso y avanzado en el cine. Uno no sabe si este símbolo de los crédulos e ilusos al cubo, sabe que está “guaripoleando” a la teleaudiencia, o simplemente entreteniéndola como lo hace la farándula; porque es difícil creer que esté traspasando conocimiento en serio aún cuando en pantalla toma esa actitud.
O a la teleaudiencia de Salfate le encanta que le mientan o son los agotados de la realidad cotidiana, que buscan evadirse a través de las mentiras de Chantafate, como le han llamado algunos.
Salfate es parte del neofolclore que lo tiene como su portavoz; como lo fueron en su tiempo los escritores y “puetas” de relatos, mitos y leyendas populares. Éstos se transmitían de voz en voz y sus autores y audiencias familiares se encargaban de registrar para la historia alrededor de unos buenos mates. Antonio Cárdenas Tabies fue uno de los que escribió sobre Chiloé e Isla de Pascua. Antonio era amigo personal del Trauco y de vez en cuando abordaba al Caleuche para anotar las últimas travesías y aventuras entre el archipiélago chilote. Son mitos que aún se conservan entre el pueblo profundo y que Cárdenas Tabies también ayudaba un poquito creando los propios, los que traspasaba a sus libros de autoedición. Hoy, como la ciencia es la que manda, se cuentan asuntos inexplicables para el vulgo y por lo tanto imposibles de probar en términos simples como lo fueron los mitos populares que recordamos. Hoy esos nuevos mitos e historietas se cuentan a través de la TV y Salfate ha tomado el rol de Pedro Urdemales por lo bueno para contar mentiras; porque Cárdenas Tabies era un folclorista serio, no un mentiroso.
Pero lo que sucede hace bastante tiempo con nuestro barrigón pequeñito, que ya cuenta con varias denuncias ante el Consejo Nacional de Televisión por su falta de seriedad y contenido irresponsable, hoy lo tiene convertido en un mentiroso de tomo y lomo. Por un lado entrega antecedentes ciertos que los mezcla con falacias y les agrega hipótesis que pertenecen al mundo de la fantasía de algún autor que no conoce nadie o es inexistente. Mucha gente sencilla cree sus relatos apocalípticos, como lo hacían con los escritores del siglo pasado que contaban con la complicidad del desconocimiento científico.
Salfate a través de su apariencia humilde, bonachón y “cuasi guachaca”, se ha ganado el afecto popular y con esa licencia entrega narraciones de fin de mundo a una audiencia que ya está tiritona con tanta catástrofe mundial.
Salfate es parte de la irresponsabilidad de la televisión y del negocio de entretener y desviar la atención del pueblo, casi como una de sus súper conspiraciones que ni él se atrevería a confesar.
El punto obvio es que Salfate aumenta la facturación como todo negocio que vende sueños baratos, dulces baratos, medallitas y pulseritas de la suerte, zapatillas adelgazantes o miles de otras ilusiones de dudoso respeto.
Salfate está en el juego de todo producto de la TV. Pero el apropiarse de conceptos, relatos o argumentaciones pasándolas como propias... también es tan dañino como sus historias sin fundamento. Él sabe a qué me refiero.
Fuente: La Nación.cl (Lunes 3.10.2011)